Adam Smith

Los Liberales Clásicos. 

Por Maximiliano Salomoni




Divulgación Histórica

Por Maximiliano Salomoni

05 | 04 | 2021


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Ilustración: “Estatua de Smith en Edimburgo"

Autor: Nilfanion

Licencia: Dominio Público 



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La mano invisible del liberalismo filosófico.

 

El período que va de mediados del siglo XVII  al XVIII es atravesado por varios estudiosos de la economía más asociados al estudio de la filosofía y de otras ciencias, que de la economía como ciencia tal cual la concebimos hoy, ya que ésta configuración de ciencia separada específica recién comenzaba a formarse. Podemos encontrar en Dudley North los primeros rudimentos del pensamiento liberal aplicados a la economía. Esta doctrina político social y económico que iba gestándose al compás del crecimiento de la nueva clase social de la modernidad: la burguesía, izaría las banderas de la libertad individual del burgués y la reducción del poder del Estado. Económicamente se verifica en dos ideas centrales: 

El rechazo a las regulaciones estatales sobre el comercio. Para North, lo mejor para el objetivo del equilibrio comercial es dejar que el comercio exterior fluya libremente, sin trabas a la importación ni tributos a las exportaciones.  A diferencia de los mercantilistas como Mun, que creían en la acumulación de dinero haciendo foco en el comercio,  North va a habar de libre comercio: basado en la libertad de comprar y vender, sin las trabas del Estado. Afirmará que si escasea la moneda, es porque es débil el comercio. La cantidad de moneda en circulación se autoregulará a partir de las necesidades del intercambio, se corresponde entonces con la idea de la época de abandonar las muletas del Estado.

Esta visión venía bien a los propios capitalistas comerciales privados, ya poderosos, que habían acumulado suficiente cantidad de capital monetario para dedicarlo a préstamos.  Y es justamente esta otra idea liberal por excelencia: que el Estado no le ponga topes a la tasa de interés,  a la que North adhería. 

Adam Smith quien provenía de la filosofía, embebido en el liberalismo filosófico y político va a exponer en su obra “Teoría de los Sentimientos Morales” (1759), sus principios liberales. Allí, desarrollará la idea del interés personal, destacando el esfuerzo natural de todo hombre por mejorar su condición y elevando esto a la categoría de motor del progreso social. Luchando por su progreso personal, señala, el hombre empuja al progreso de la sociedad en general. Este interés personal, debe permanecer libre de trabas del estado: libre competencia sin regulaciones. Ya que, como otros liberales, ve a la sociedad burguesa de su época como la encarnación del “orden natural”, caracterizada por el intercambio generalizado de mercancías, por un lado, y la producción cada vez más diversa y en mayor escala, del otro. 

Esta esencia natural existió siempre. Pero es en la sociedad de la competencia, el intercambio y la propiedad privada donde esta natura humana puede desarrollarse plenamente. En este marco filosófico de Smith destaca también la ausencia de vínculos de dependencia personal entre los seres humanos. Los hombres sólo se relacionan entre sí a través del libre intercambio. 

Y éste intercambio con movimientos y fluctuaciones en la oferta y la demanda, está basado también en otro concepto metafísico: la armonía y el equilibrio económico. Y es que según la Teoría de la mano Invisible, el mercado se regula como una fuerza todopoderosa, inmanente, y se impone a la voluntad de los hombres. Para el liberalismo económico, entonces, toda economía podrá autorregularse si las fuerzas del mercado actúan sin interferencias de los hombres y mucho menos del Estado.  

 

 

El marco del estadio productivo e industrial

 

Fue en el entorno socioeconómico  de Inglaterra del siglo XVIII en el que Smith desarrolló sus teorías. En este siglo fue evolucionando la transición entre el taller artesanal y el capitalismo industrial, desarrollándose como estadio intermedio la industria doméstica articulada por intermediarios comerciales. Si bien es claro e ininterrumpido el crecimiento, desarrollo y avance de la industria manufacturera durante este período, en pos de ir perdiendo peso la fabricación en taller artesanal, ésta tanto como los intermediarios comerciales, convivían con el capitalismo industrial de manufacturas.

En el taller artesanal, el mismo productor-artesano producía la mercancía él mismo, acompañado a lo sumo por un par de ayudantes, y también se ocupaba él mismo de vender en el mercado del pueblo o en su propia casa la mercancía. Muchos de estos comerciantes comenzaron a especializarse en rubros específicos dictando el pulso a los artesanos sobre qué productos o con que materiales debían hacer los trabajos. Así, cientos de artesanos comenzaron a estar bajo órdenes de un sólo mercader intermediario para acceder al mercado. Es esta la fase de la industria doméstica articulada.

Eventualmente esto derivó en que tanto el diseño como los insumos y las herramientas las proveer el intermediario. El artesano sólo aportaría su trabajo; aquí la génesis del salario.  Ya no sería independiente sino que cobraría un sueldo por fabricada una pieza. Estos capitalistas comerciales intermediario sentarían las bases para la siguiente etapa contemporánea también a Smith, se convertirían en capitalistas industriales. La industria desarrollada en función de agrupar en un mismo emplazamiento a muchos trabajadores especializados en distintas etapas de la producción de un mismo producto está ya en su etapa inicial. La manufactura basada en la división del trabajo.

Aunque esta última no sustituiría a las anteriores completamente fue definitivamente ésta la que iría creciendo y desarrollándose como la forma de producción predominante.

 

“El comercio por excelencia de toda sociedad civilizada es el que se entabla entre los habitantes de la ciudad y los del campo. Consiste en el intercambio de productos primarios por productos manufacturados, sea directamente o a través de la moneda o de alguna clase de papel que la represente” (Smith, 1776, p. 283).

 


El intercambio para Smith

 

Vemos que, luego de los mercantilistas plenos, sigue North, quien representa una transición entre éstos y Smith. Porque ya en North cambia totalmente la concepción misma del dinero, éste funcionará simplemente como un medio para intercambiar mercancías. Se profundiza aquí la defensa del capital mercantil y monetario contra las restricciones estatales sobre el comercio externo y a nivel intereses. Estas ideas de libre mercado serán continuadas por Smith para quien el comercio será el intercambio de bienes diferentes y cuanto mayor es ese intercambio, más se especializan y diferencian las actividades productivas del hombre. Smith se basará así en las ideas del liberalismo económico de librecomercio. 

Además de su teoría del interés personal, ve en la división del trabajo de la naciente sociedad mercantil de su época, que el objetivo del comercio es el intercambio. La manufactura es la articulación de diferentes trabajos especializados. El intercambio del trabajo propio, expresada en una mercancía, por el trabajo de otro productor, otra mercancía. Un país puede especializarse en producir tales bienes en los que se aventaje, elaborarlos con mayor eficiencia, e importar aquellos en lo que tuviera una desventaja absoluta. El dinero será aquí sólo un medio de circulación: es lo que permite que un productor acceda a otra mercancía a cambio de la propia. 

 


Teoría del Valor Trabajo 

 

Para lo anterior, Smith,  determina el valor de la mercancía de dos maneras: El trabajo gastado es lo que causa los cambios cuantitativos en el valor de una mercancía, es la cantidad de trabajo gastado en su producción. El trabajo comprado es una medida o índice de la magnitud del valor de una mercancía. Es la cantidad de trabajo que una mercancía puede comprar en el cambio. El valor de una mercancía está determinado entonces, por el trabajo gastado en su producción, y se mide por el trabajo que podrá comprar en el curso del intercambio.

Ambos coinciden en una sociedad mercantil simple, de artesanos dueños de sus medios de producción.

En su texto, Rubin, ejemplifica esto en el intercambio de dos artesanos. Cada uno de ellos cambiará el producto de diez horas de su propio trabajo. Uno produce telas y el otro, mesas.

El primero estaría comprando una cantidad del trabajo de otra persona (materializado en la mesa) exactamente igual a la cantidad de trabajo que él mismo gastó en la producción de su tela.

En este caso no hay diferencia si el valor de la tela se determina:

por la cantidad de trabajo gastado en su producción o

por la cantidad de trabajo que puede comprar al cambiarla.

La cantidad de “trabajo gastado” coincide complemente con la cantidad de “trabajo (materializado) que puede comprar”. Entonces una economía mercantil simple el trabajo cumple una función doble: el “trabajo comprado” sirve como una medida del valor de los productos mientras el “trabajo gastado” regula la proporción en que las mercancías se intercambian. Aquí, bajo las condiciones de una economía mercantil simple, el trabajo (materializado) que se compra es igual al trabajo que se ha gastado.

 

 

Teoría de los Costos de Producción

 

Una vez definida la igualdad entre “trabajo comprado” y “trabajo contenido” en la sociedad de productores independientes, Smith observa que en la sociedad capitalista plena esta igualdad ya no se verifica. En la sociedad mercantil donde la fuerza laboral es una mercancía el capitalista obtiene un mayor valor, una ganancia. Smith no encuentra una respuesta a la pregunta ¿De dónde surge esta ganancia? En estos términos ya no puede explicar el valor de una mercancía. Para revelar entonces cómo funciona la sociedad mercantil que compra y vende fuerza de trabajo, cambia su óptica. Abandona la Teoría del valor trabajo y adopta La Teoría de los “costos de producción” para explicar el valor de una mercancía. Ese valor deja de estar regido por el trabajo, y lo integra en los costos de producción, basado en tres rendimientos fundamentales de los diferentes factores: 

1.         Salarios

2.         Ganancia y

3.         La renta (en el caso de la producción agrícola).

 A ese valor lo llamará “precio natural”. 

 

“El comercio por excelencia de toda sociedad civilizada es el que se entabla entre los habitantes de la ciudad y los del campo. Consiste en el intercambio de productos primarios por productos manufacturados, sea directamente o a través de la moneda o de alguna clase de papel que la represente” (Smith, 1776, p. 283).


Así, la teoría de los costos de producción Smith identificará a tres clases: 

1.         Capitalistas

2.         Trabajadores asalariados

3.         Propietarios rentistas. 

Smith propone una clasificación relacionada con el modo como se relacionan socialmente y el tipo de ingreso que perciben.

La Ganancia será de la clase capitalista: Siendo la primera vez que la ganancia aparece como una categoría independiente relacionada con la propiedad del capital.

El salario será del trabajador: el ingreso que obtiene y que debe cubrir su subsistencia.

La Renta será del propietario de tierras: Quien percibirá la renta cobro en retribución de las “virtudes inmanente de la tierra”. 

El valor de cambio de un bien entonces, depende del gasto invertido en el mismo, tanto en la remuneración del trabajo como de las ganancias. 

Smith diferencia así, del estado original donde el producto entero del trabajo le pertenecía al trabajador y un estado de capitalismo industrial donde existe una acumulación de capital, propiedad privada de la tierra, y dónde entonces el lucro y la renta terminan siendo una “deducción del producto del trabajo. La ganancia debía ser percibida como la parte del valor del bien que el capitalista retiene para sí.  Entonces, los capitalistas deducen la ganancia del producto del trabajo

Entonces, para Smith el trabajo era la fuente de la riqueza, es decir, lo que la genera. El trabajo y no la tierra, como creían los fisiócratas. Smith cree que es “el interés propio el que dirige todos los aspectos del comportamiento y la actividad humana” Es el trabajo, basado en la división del trabajo de su época, lo que impulsa la acumulación de capital mediante el incremento en la productividad.

 

El trabajo anual de cada nación es el fondo del que se deriva todo el suministro de cosas necesarias y convenientes para la vida que la nación consume anualmente, y que consisten siempre en el producto inmediato de ese trabajo, o en lo que se compra con dicho producto a otras naciones”. (Smith, 1776, p. 17).

 

En resumen, aunque Smith explica que el trabajo es la calidad de medida exacta para cuantificar el valor en su Teoría del Valor Trabajo: el valor era la cantidad de trabajo que uno podía recibir a cambio de su mercancía, el trabajo siempre permanece invariable; la cantidad de horas y el desgaste del trabajador al producir un bien, entonces se convierte el trabajo en el patrón definitivo e invariable del valor. Pero observa luego que, en la sociedad mercantil se compra y vende la fuerza de trabajo, y no es el obrero quien se beneficia. La teoría no sirve para explicar los conceptos de beneficio y renta, por lo que adopta la Teoría de los Costos de Producción para explicar el valor de una mercancía. 

 

 

 

Bibliografía

-Rubin, I. (2013). Una historia del pensamiento económico. Trad. Graciela Molle. Buenos Aires: U.B.A. (Cap. 18-24)

-Smith, Adam, “Una investigación sobre la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones” (1776). Obtenida el 5 de Abril de 2021 de https://infolibros.org/libros-de-adam-smith-pdf/#libro1

-Smith, Adam, “Teoría de los Sentimientos Morales” (1759). Obtenida el 5 de Abril de 2021 de https://infolibros.org/libros-de-adam-smith-pdf/#libro2

 


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