Bolcheviques, la toma del poder
Por Maximiliano Salomoni
Divulgación Histórica
Por Maximiliano Salomoni
13 | 03 | 2021
Ilustración: “Infantes de marina revolucionarios de la flota imperial rusa durante el verano de 1917” La bandera lleva el texto de “muerte a los burgueses”
Autor: Desconocido
Licencia: Dominio público
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I. Bolcheviques
Derrocada en 1917 la autocracia zarista y la duma imperial -la asamblea legislativa de los últimos años del zarismo-, emerge un esbozo de república: el Gobierno Provisional (GP) -sin haber sido votado y heredando la participación de Rusia en la Gran Guerra- concedió algunos derechos democráticos a la población pero no retiró al país de la Primera Guerra Mundial ni realizó la reforma agraria, dos cuestiones que los movimientos de masas deseaban.
También el partido mencheviques, que hacia marzo de 1917 dominaban los
soviets - asamblea comunal de todos los
ciudadanos- deseaban continuar la guerra en pos de anexiones territoriales y
esto ocasionó que las masas comenzaran a acercarse al partido bolchevique,
quienes si abogaban por la paz y la reforma agraria, su lema: Paz, Tierra, Pan
y Libertad eran apoyados por Lenin quien llamaba a bolchevizar los soviets.
Fuertes revueltas masivas potenció esto último, debido a la postura del G.P de
reforzar la guerra. La presión de las masas produjo entonces un cambio de
gabinete.
En abril la contraofensiva alemana avanzo sobre las tropas rusas, esto
convirtió en fugitivos a los soldados que huían y las manifestaciones
espontáneas en las ciudades explotaron por la renuncia del GP, quien culpó a
Lenin y a los bolcheviques por el caos. El intento de golpe de Estado de
Kornilov, un militar, hizo que el GP pidiera ayuda a los partidos, los bolches
movilizaron su fuerza y el golpe fracasó. Ganaron así poder en los soviets de
Petrogrado y Moscú.
El llamado a la toma del poder de Lenin desde el exilio no tardó en llegar: Con su frase “Todo el poder a los Soviets” implicaba saltar la fase liberal que planteaba el marxismo científico y hacer la revolución socialista sin capitalismo previo. Recordemos que Marx afirmaba que para llegar al estadio de comunismo había que pasar primero por un estadio capitalista, para que se desarrollasen las fuerzas productivas y luego tomar el poder a manos de los obreros y trabajadores, pero Rusia era entonces un enorme país agrario, muy poco industrializado en comparación con las potencias europeas.
El G.P. y otros partidos de izquierda no podían contener el descontento popular ni solucionar la crisis económica. Sin mayor resistencia el G.P. cede en esta suerte de doble poder G.P. / Soviets, que se ejemplifica bien en un testimonio referido a la situación en el frente de batalla en 1917: “en el frente rumano había dos comisarios, uno designado por el G. P. y otro por el Soviet de los diputados obreros y soldados. Era una diarquía” (Sklovski, 1923) Los soviets ganaron: “el G.P. ha sido derribado, el poder estatal ha pasado a manos del órgano del soviets de Petrogrado” (Lorenz, 1992, p264).
Todo este proceso revolucionario de 1917 fue protagonizado por las masas
agrupados en tres ejes principales: amotinamiento de los soldados, rebelión de
los campesinos y radicalización de los obreros. Su actividad impulsó el poder
de los bolcheviques.
Tres años de guerra inútil, millones de soldados disgustados, de origen
campesinos los más, creyeron que la caída del zarismo terminaría con la guerra,
así, la postura mayoritaria era la de evitar la confrontación bélica.
A las semanas del cambio de régimen el ejército se amotinó y ante el rumor
de una repartición de tierras en Rusia muchos volvieron al país desertando en
el frente de batalla. Otros soldados comenzaron a desarrollar la actividad
política agrupándose en órganos para imponer sus intereses, exigían la
democratización del ejército, derechos del soldado, renovación del antiguo
régimen por una ampliación de sus intereses a través de los comités.
Esto ayudó a la lucha de los campesinos contra los terratenientes. Se
organizaron comités especiales, como los soviets, sin obedecer al G.P. Los
campesinos fueron contra de los terratenientes, a quien culpaban de su pobreza.
Al no haber autoridad administrativa en el campo, saqueaban ganado, no se
pagaban las rentas, empujaban así a los burgueses a emigrar a la ciudad. En el
primer congreso panruso de diputados de los campesinos se exigía la abolición
de la propiedad privada, y la disposición equitativa de la tierra. Ante el caos
el G.P. castigó a los campesinos que entonces se radicalizaron y aumentaron la
violencia contra terratenientes. Saqueo total. Poco o nada quedaba del orden
agrario anterior cuando los bolcheviques tomaron el poder.
En cuanto a los obreros, la suba de artículos de consumo masivo depreciaba los salarios. La escases se debía a que la industria se enfocada en producir para los militares. En 1917 una mala cosecha junto a problemas de distribución debidos al caos en el campo, hizo decaer el nivel de vida de las ciudades.
Luego de la revolución de febrero la lucha fue por el poder de las
fábricas. Los trabajadores culpan de la pobreza, de tener ganancias con la
guerra y la especulación a los empresarios y amenazaban con huelgas. Los
empresarios limitaban la producción y amenazaban con lockout. Los consejos de
los diputados de los obreros, los sindicatos y los comités de empresa lideraban
el movimiento obrero. Estos comités eran elegidos por los trabajadores y
vigilaban la dirección de las empresas, determinaban salarios y contratos.
Obligaban contra su voluntad a los propietarios a producir o directamente se
hacían cargo de las empresas. A veces los comités actuaban arbitrariamente en
pos de beneficios personales, pero en general defendían a los trabajadores. El
G.P. no pudo impedir huelgas ni lock-out, ni limitar el poder de los comités
obreros.
II. Comunismo de Guerra
Una vez en el poder los bolcheviques, comienza el desafío de avanzar hacia
el comunismo, pero será en medio de una guerra civil, y de una lucha armada a
través del Ejercito Rojo contra los sectores reaccionarios a la revolución
bolchevique, el Ejército Blanco. Los autores llaman “Comunismo de Guerra” a la
estructuración de la economía con medidas de emergencia particulares de este
período que comienza con la nacionalización (Fizpatrick, 2005) de la banca y la
industria, el decreto del 1818 fue sobre las grandes fábricas, sobre todo la
pesada (armamentos) y en el 1920 incorporaron también a las pequeñas
industrias. La organización de estas era mediante un administrador de la
agencia central de planificación o por los propios obreros, por un comité o por
un sindicato.
Todo esto no fue sino en un marco de enorme crisis; cuando las ciudades no pudieron entregar productos industriales al campo, estos retuvieron sus productos (Lorenz, 1992) La ausencia de dinero dificultaba las cosas. El decreto sobre la tierra había liberado la propiedad privada y otorgó a cada ciudadano una parcela pero todo esto también fue en un contexto de crisis, y en una pelea de campesino contra terratenientes que no cesaba. El gobierno precisaba granos para alimentar a las ciudades y para los ejércitos “no le quedaba más opción que apoderarse de la producción por persuasión o por la fuerza” (Fizpatrick, 2005, p.107). Hubo requisas con obreros y soldados. Esto tensó la relación. Hacia 1919 la guerra civil escalaba alto, el estado asumió la producción como distribución y logró satisfacer las necesidades básicas de las ciudades y el ejército rojo, pero a costa de hambrunas y enfrentamientos constantes.
III. La N.E.P.
Hacia 1921 ya sin el peligro de la confrontación con el ejército blanco,
que fue vencido, pero con una economía desbastada, sin poder aumentar la
producción y con aún resistencia del campesinado a las requisas, se decide
ensayar una nueva etapa, la N.E.P. (New Economic Politics). Las medidas
económicas tuvieron que ver con permitir la vuelta del comercio privado, ya sin
requisas, incentivar el intercambio con excedente que permitiese aumentar la
producción en el agro y en la industria liviana. Permitir incluso algunas
inversiones extranjeras. Esto funcionó con crecimiento y dio alivio, pero al
mismo tiempo muchos comunistas sintieron esto como un fracaso del proyecto
socialista (Fizpatrick, 2005). Se alejaba la idea de granjas colectivas:
sistema de colectivización de la agricultura que no permitiese la plusvalía
sino el aumento de la productividad para que esto fuera la base de una
industrialización del país.
La idea de un resurgimiento de la burguesía causaba desazón como puede leerse en este testimonio: “De las ruinas del capitalismo destruido surge el nuevo burgués, el hombre NEP, el nuevo comerciante y el nuevo industrial” (Roth, 1926).
El final de la década de 1920 es el final de la economía mixta de la NEP:
Bajo ideas de Stalin, comienza la planificación centralizada de la economía:
plan quinquenal para la industria pesada con giro hacia la colectivización
forzosa del agro, bajo granjas colectivas. Los pequeños comerciantes y
campesinado fueron obligados con métodos coercitivos a formar parte de cooperativas
que eran supervisadas por el Estado donde debían entregar la producción. Este
giro duró hasta los años 1933 donde la planificación estatal resultó exitosa,
además de lograr la aceleración de la producción industrial. A partir de estos
logros económicos, se trazaría, por este sendero, el rumbo que tomaría Rusia
bajo la organización de la Unión Soviética con una economía fuertemente planificada
por el Estado.
Bibliografía:
-Lorenz, Richard, “La Unión Soviética. 1917-1941”, en AA.VV., Rusia,
México, Siglo XXI, 1992, pp. 259-285.
-Fitzpatrick, Sheila, La revolución rusa, Buenos Aires, Siglo XXI, 2005 (cap. 3, 4 y 5,
“La guerra civil”, “La NEP y el futuro de la revolución” y “La revolución de
Stalin”, pp. 91-187).
-Sklovski, Victor [1923], Viaje sentimental. Crónicas de la revolución rusa, Barcelona, Anagrama, 1972.
-Joseph Roth (1926), Artículos publicados en Frankfurter Zeitung
(Alemania). Traducción en Viaje a Rusia, Barcelona, Minúscula, 2008. El burgués
resucitado (octubre 1926)
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