Trufa era un dios en sus sueños,
dormía poco,
pero en sus sueños era un dios.
Un día allá por su esquina de 1 y 60
en una colonia olvidada por Dios
cuentan que limpiando los vidrios de un Volvo
vio su cara reflejada y lloró.
Fueron 10 segundos,
antes que el semáforo ordenara con luz verde el tránsito,
el lujo arrancó y el Trufa ahí se quedó.
Nadie sabe realmente por qué el llanto de su rostro
Nadie sabe realmente por qué el llanto de su rostro
calló/cayó.
Bajo el sol ardiente Trufa siguió.
Para atenuarse y sacar pecho
a la hinchada de El Lobo invocó
Cantar mientras siguió limpiando vidrios
le dio algo de mística
a los 30 grados, a las 3 de la tarde,
a las 30 monedas que sonaban en su bolsillo
en 1 y 60
en la colonia olvidada por Dios
“... está muerto, el hombre lo ha matado"
El salvaje capitalista, los bárbaros del norte y sus
socios locales
Pero no sólo en los sueños era un dios
La sociedad le había enseñado a viajar…
En sus viajes también era una deidad inmortal
Es que todos los pibes y pibas nacen soñadores,
pero a aquellos que no tienen contención, ni guía,
la sociedad de la perversidad, con su indiferencia,
les quita todo derecho ancestral a estar despiertos
y les enseña a viajar…
A la noche Trufa se inyectó en plena vereda
Y comenzó a viajar
En la canaletita de la baldosa derramó un poco del vino de
su tetra
y desinfectó ahí la aguja, la guardó.
El viaje de Trufa de esa noche
comenzó cuando vio 5 bolsas de basura a los pies del árbol
de la vereda donde se inyectó
Como un dios que era decidió explorar todo el contenido
Para eso la vereda se transformó en una gran mesa gigante
Donde comenzó a separar minuciosamente cada cosa que con
sus manos sacaba de las bolsas
Así creó un collage con cascaras de huevo, restos de
zanahorias, tomates, botellas, pedazos de telas, frascos, envases de
plásticos, panes, papelitos… cosas de todos colores, olores, filos y texturas…
El universo que creó y moldeó con sus manos era fascinante
para él
Triste
Invisible para los transeúntes…
Entre ellos un grupo de cuatro niños con barba bian
Estudiantes universitarios recién llegados de sus
vacaciones
Contaban entre sí, su viaje a San Miguel del Monte,
mientras pasaron por la vereda transformada en creación y
frente al Dios Trufa,
ni siquiera lo miraron,
Bien educados en mostrar indiferencia absoluta a ese tipo
de “cosas”
Siguieron su rumbo al almacén que durante 24 hs vende el
preciado alcohol de las clases bian,
la cerveza de marca cara.
En su vuelta, cargados ya con la compra, volvieron a
ignorar al invisible Trufa
Que sin embargo interrumpía su reinado ante cada transeúnte
Para decirle…
-perdón, enseguida
le acomodo todo, estoy sirujeando un poquito vio?
Disparaba estas palabras casi de forma automática,
y rápidamente volvía a su viaje donde él era el
dios creador
Estaba lejos de la vereda, lejos de los niños bian, lejos del Volvo del mediodía, lejos la colonia
Lejos de sí mismo.
El hombre ha muerto, el mismo hombre lo ha matado
El salvaje capitalista, los bárbaros del norte y sus
socios locales
A los 30 minutos y con su obra realizada en la vereda,
Trufa se fue caminando, siguiendo su viaje,
Donde él es Dios y el mundo su mera creación
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“Dios está muerto, el hombre lo ha matado" Friendrich Nietzsche (Así hablaba Zarathustra)
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