Durkheim. El Orden ¿Y el Caos?

La Pedagogía durkheimiana en la Educación Tradicional 

Por Maximiliano Salomoni






Pedagogía - Historia

Por Maximiliano Salomoni

15 | 05 | 2021


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Foto de Ilustración: Aula argentina del siglo XIX

Autor: Consejo Nacional de Educación. Album de fotos enviado a la Exposición Universal de París, Buenos Aires, Witcomb, 1889

Fuente Web



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Presentación


El artículo reseñado "La educación, su naturaleza y su papel" fue escrito por Emile Durkheim y publicado en 1911 en Nuevo diccionario de pedagogía e instrucción primaria, en la ciudad de París, Editorial Hachette. 



Introducción

  

Emile Durkheim, nacido en Francia en 1858, es un pensador funcional-estructuralista que supo ser uno de los fundadores de la sociología francesa y la antropología clásica, también produjo obras en el campo de pedagogía moderna. 

Señalaré a continuación las principales definiciones y tesis plasmadas en su artículo reseñado aquí: La Educación, su naturaleza y papel. Durkheim instituye aquí, como tema central, su definición de la educación y sus formas de replicación, establece su función y visibiliza cómo puede realizarse.

Durkheim parte de afirmar que la educación es una acción específica que se verifica cuando una generación de adultos imparte enseñanza sobre una generación de jóvenes. Afirma, además que, las costumbres e ideas que conforman el sistema educativo impartido, no las crea la mente de un individuo aislado, sino que, se impone de las generaciones pasadas a los contemporáneos.

La tesis que recorre el artículo es que la educación es una socialización metódica de la generación joven, y  esa educación recibida es producida por la vida en sociedad, sobre todo de las generaciones pasadas. Realiza así una observación histórica de la educación. Pero además enuncia que los sistemas de educación del mundo presentan un doble aspecto: es, a la vez, uno y múltiple. Ya que cada profesión necesita aptitudes particulares con predominancia de ideas y costumbres específicas, esto  produce la existencia de educaciones especiales, pero además el autor, argumenta que existe en una cultura en común a toda la sociedad. Entonces, ésta requiere cierta homogeneidad que la educación refuerza fijando las pautas cohesivas y fija la diversidad necesaria para la especificidad.

La otra tesis formulada por Durkheim es, definida la educación, determinar su función y finalidad, que es justamente, preparar a los niños para ser un “ser social”. La importancia de esta función se manifiesta en el efecto: considerando que el ser social no nace ya hecho, sino que fue la sociedad misma es la que lo va formando.

Durkheim afirma que la función, entonces, de la educación es crear en los niños, primero, estados físicos y mentales que la sociedad considera que no deben faltarle para vivir en sociedad y segundo, los estados físicos y mentales específicos que el grupo social al que pertenece considera que debe saber.

Luego Durkheim da argumentos de por qué cree que esta virtud creadora de la educación es un privilegio especial de la educación humana que no solo no ocurre en los animales sino que son los mismos individuos los que tienen interés en la sumisión a esta educación, dado que el nuevo ser producto de la acción colectiva, saca lo que hay de mejor en cada uno, lo humano. Así se forma producto de la sociedad, el plano moral, el plano intelectual, la ciencia, el lenguaje y demás. Para el autor el humano sin el bien que la sociedad le da, quedaría reducido al “rango del animal”.

Durkheim afirma que el Estado es quien debe dirigir la educación. Argumenta que si la educación tiene una función colectiva; adaptar el niño al medio social, es imposible que la sociedad se desinterese de ello.

Además no fuera el Estado quien dirige la acción de la educación esta quedaría en manos de creencias particulares trayendo divisiones en la sociedad.

Por último, Durkheim se refiere a cómo debe alcanzar la educación y en qué medida puede hacerlo el fin fijado. En primer lugar argumenta que las predisposiciones innatas en el hombre, como los instintos, son muy generales y eso hace que sea más fácil para la educación del hombre.

Afirma entonces, que aunque es cierto que existe cierta predisposición para desarrollar las particularidades personales, la acción de los impulsos pueden depender de distintas causas externas: y la educación es una de esas causas.

Por otro lado se pregunta si para ejercer esta acción, la educación tiene medios suficientemente fuertes. Afirma que en las relaciones que mantiene el educador con el niño sometido a su acción que el educador posee armas que tiene que ver con que el niño se encuentra casi como una tabla rasa, predispuesto entonces a ser educado, contando además con la constancia y continuidad del sistema educativo.

Pero sostiene que el educador posee como cualidad fundamental: autoridad moral, que es el resorte esencial de la acción educativa.  Afirma que, para dominar la voluntad del niño, crear en él un sentimiento de deber, es el estimulo por excelencia.

A continuación expongo mi visión sobre Durkheim como autor, para plantear luego mi tesis sobre el artículo. Su trabajo, ante todo, evidencia un eclecticismo grandioso en sus influencias, que deja ver a un pensador de la modernidad prolífero en producción intelectual. Valiosa por cierto, e interesante de abarcar. Pero es, a mi criterio, en esencia, un filósofo del orden, del orden de su época que muestra total adhesión a las ideas de progreso del positivismo decimonónico. Y esto se plasma en su visión de la educación: preservar el orden social.

Del legado de Charles Darwin se abren dos ramas opuestas, pero sin dejar de tener la misma raíz en el gran naturalista: El marxismo científico y el evolucionismo social. Ambos detentoras de ideas de evolución lineal y progresiva. Y es ésta la gran contradicción de la que pecan ambas líneas. Pese a que ya en las obras del mismo Darwin, se plantea que la evolución no es lineal ni progresiva, sino que se manifiesta en base a rasgos azarosos, caos, donde las variantes exteriorizadas se adaptan o no a las condiciones del entorno, produciendo la diversidad en las especies, de todas formas, la idea de la evolución lineal colonizó a intelectuales europeos del siglo XIX, y utilizaron esto para crear una imagen de un progreso civilizatorio que va de lo mas “salvaje” y simple a lo más civilizado y complejo.

Uno de ellos es Durkheim. Y hubo que esperar a los avances de la genética para terminar de entender que la evolución no es una línea -como muestra la publicitada serie que va del mono más pequeño al más erguido; el humano- sino un árbol con ramas que suben, bajan, crecen a la derecha, a la izquierda, se estiran buscando la luz o se detienen y secan. ¿Qué hace que esto se efectúe así? el azar, el caos. Aquí en este derrotero, la involución no existe, pues, ir hacia atrás, extinguirse, también es evolucionar.

Y como no es lineal, no es progresiva: “La evolución es la adaptación a ambientes cambiantes, no progreso” (Gould, p.28). Pero además, no es ordenada y conservadora, sino caótica y adaptativa. En lo social, no existe una cultura más avanzada que otra.

Autores como Durkheim, sin dudar de su honestidad intelectual y virtuosismo ilustrado, además de sus buenos dotes de escritura, no comprendieron nunca el papel del caos, del azar, y su pensamiento, el positivista no pudo subsistir más allá del siglo XX, donde se rompió la ilusión de un universo ordenado y progresivo hacia la civilidad europea.    

Sería fácil recurrir a una crítica bien intencionada pero que peque de relativismo cultural hacia estos autores: a nuestros ojos es fácilmente adjudicable al autor un patriarcalismo de manual, comenzando por el típico ejemplo de toda producción literaria anterior al siglo XXI: “hombre” como sinónimo de “Humano”. La mujer no existe (menos aún la diversidad de género). En señalar como en todo su texto escribe: alumno, profesor, niño, etc. O además, se lo podría criticar por su eurocentrismo total: a pesar de ser un texto basado en argumentos históricos, lo único oriental que apenas aparece es la división de castas, aunque ni siquiera nombre a India.

El eurocentrismo de Durkheim -presente no solo en ignorar toda producción cultural de media humanidad: Oriente (más grave aún en uno de los padres de la antropología clásica) ¿hay algo peor que la omisión, la invisibilidad intencionada? -radica en establecer esa línea progresiva que va, para estos autores, de la barbarie a la civilización europea, considerándola como la cultura más avanzada evolutivamente de la humanidad.

Entonces, me parece más interesante a los fines de esta reseña, criticarlo no desde los ojos de mi cultura actual, sino desde sus propias bases intelectuales: señalar que el orden no es el motor de la historia, como hoy la sociología, la antropología lo pueden constatar: no existe un progreso “hacia”. El orden no es el motor de la vida en este planeta, como lo atestigua la biología y la genética. El orden no es el motor del universo como lo afirma la física cuántica o la filosofía taoísta.

Entonces, intentaré visibilizar lo antes dicho, a modo de tesis propia: Durkheim es un filósofo del orden positivista,  ajustó en este artículo en particular, sus argumentos, afirmaciones y tesis a una visión del orden, sin pensar el caos: es decir sin problematizar ese orden y sin ver que el cambio social se basa en él, y que su cultura no es la acepción.

En ese orden durkheimniano, la institución escolar es simple pero potente instrumento de la idealizada armonía civilizatoria de su época, donde la cohesión social es soñadamente construida por la educación primaria y las diferencias sociales son justificadas por la de la división del trabajo capitalista y su educación especializada.

No sólo no menciona en su artículo ninguno de los problemas sociales existentes de su época, sino que no hay crítica, ni problematización del orden, y mucho menos en la función de la pedagogía entendida como: “pensar es pensar problemas y no soluciones” (Duschatzky - Aguirre, p.21) 



Resumen expositivo del artículo


Durkheim comienza por definir a la educación. Será aquella acción que los hombres imparten sobre otros hombres. Específicamente por los adultos sobre las generaciones más jóvenes. Durkheim critica las posturas que afirman la creencia de que hay una educación ideal, universal para todos los hombres, como las señaladas por los filósofos Immanuel Kant y James Mill. Observa que en la realidad se verifica lo opuesto: que la educación fue variando a través de los tiempos y lugares. Así en la antigua Grecia y Roma la educación giraba en pos de supeditar al individuo a la colectividad. En cambio Durkheim observa que en sus tiempos la educación trata de reafirmar el individualismo. En la Edad Media la educación giraba en torno a los valores cristianos pero en el Renacimiento toma fuerza lo laico. En su época Durkheim observa que la ciencia la toma el lugar que tenía antes el arte en la educación. Entonces, observa que la educación ideal no se verifica. Las culturas varían y además, esto es lo que permite la evolución cultural a través del cambio. Una cultura no sería lo que es sino fuera por esta evolución basada en la diferencia. Señala además como error creer en una educación ideal, sin importar el tiempo y el lugar, hace que no veamos al sistema educativo como real, es decir, instituciones y prácticas evolucionando y organizándose en el tiempo, que corren a la par con otras instituciones sociales y que se relacionan y  determinan.

Podemos “creer que los hombres de cada tiempo lo organizan voluntariamente para realizar un fin determinado” (Durkheim, p.2). O podemos creer que, si la educación no es universal, es porque los hombres del pasado se equivocaron en los medios y fines a alcanzar. Así dejamos de lado todo lo que fue, y nos preguntamos por lo que “debe ser”.

Pero Durkheim considera que el sistema educativo de cada época se impone a los contemporáneos de esa época. No es correcto creer se puede educar a nuestros hijos como queremos. Hay costumbres que funcionan “como regulador” y nos obligan a educar de tal forma a nuestros hijos para que estén adaptados para la vida en sociedad. Estas ideas que conforman la educación no las crea una persona en forma individual. La educación del presente es producida por la vida en sociedad, sobre todo de las generaciones pasadas. No se pueden separar de las causas históricas. De esta observación histórica de la educación, de saber a qué necesidades respondió en el pasado, podremos problematizar sobre la función de la educación en nuestros propios tiempos.

Los sistemas de educación del mundo presentan un doble aspecto: es, a la vez, uno y múltiple. La multiplicidad esta manifiesta en el hecho de que la educación varía en una misma sociedad entre, las distintas clases sociales, las castas, etc. No es lo mismo la educación de un obrero que de una persona rico.

Observa a su vez que cada profesión necesita aptitudes particulares con predominancia de ideas y costumbres especificas. De ahí enuncia que en los ´”países civilizados” se diversifican y especializan de forma cada vez más precoz. Contrapone esta heterogeneidad a una supuesta educación absolutamente homogénea e igualitaria de las sociedades prehistóricas.

Pero, más allá de las diferencias de las educaciones especiales, el autor, argumenta que existe en una cultura un bagaje que tiene una base en común: Ideas, sentimientos inculcados a todos los niños por igual: una religión común por ejemplo en sociedades divididas en castas, todos reconocen las mismas divinidades. Durkheim argumenta que el conjunto de ideas sobre diversos asuntos (como la naturaleza humana, el derecho, el deber, sobre la sociedad, el progreso, la ciencia, el arte, etcétera) conforman la base del espíritu nacional, por tanto toda educación, más allá de las diferencias, tiene por objeto fijarlas en las conciencias. Se crea un cierto ideal compartido por todos los ciudadanos: “Es este ideal, a la vez uno y diverso, lo que constituye el polo de la educación” (Durkheim, p.4).

Sobre las funciones de este ideal: afirma que es crear en los niños, primero, estados físicos y mentales que la sociedad considera que no deben faltar en nadie. Segundo, los estados físicos y mentales específicos que el grupo social al que pertenece, considera que debe saber. Es, entonces, la sociedad y cada medio social particular, quienes determinan ese ideal que la educación. La sociedad requiere cierta homogeneidad que la educación refuerza fijando las pautas cohesivas, pero además fija la diversidad necesaria para la especificidad. La educación es el medio con que prepara en los niños las condiciones esenciales de su propia existencia

Así Durkheim aduce que la educación es una socialización metódica de la generación joven. Formar este ser en cada una de las personas es el fin de la educación.

Pero a pesar de que la educación responde a necesidades sociales, hay sociedades en las cuales estas cualidades no fueron cultivadas. Durkheim establece que en las sociedades simples la tradición basta, como basta el instinto en los animales.

Siguiendo a Rousseau y su esquema teórico sobre el buen salvaje, Durkheim afirma: “para satisfacer las necesidades vitales, la sensación, la experiencia y el instinto, podía bastar, como bastan al animal” (Durkheim, p.5). Pero cuando el hombre conoció otras necesidades, más allá de las individuales y simples, es decir, cuando la vida social se hizo demasiado compleja para vivir sin pensamiento reflexivo, la cultura de la ciencia se hizo indispensable. Por eso dice Durkheim es la sociedad misma, la que exige de sus miembros a la ciencia, se la impone como un deber.

Durkheim llega enuncia a continuación un punto, para él, central: Al decir que la sociedad forma individuos parecería que éstos la sufren como algo tiránico pero, para él autor, son los mismos individuos loe que tienen interés en la  sumisión, porque el nuevo ser producto de la acción colectiva, a través de la educación, saca lo que hay de mejor en cada uno, lo humano. Justifica lo anterior afirmando en primer lugar que, como argumentó anteriormente, la moral es producto de la sociedad, y es quien nos enseña a dominar pasiones e instintos, a imponernos una ley, a subordinar nuestros intereses personales al bien común. Además, el ámbito intelectual, también este se debe a la sociedad, La ciencia, producto del trabajo de generaciones pasadas, rige nuestras nociones fundamentales del pensamiento.

También aplica esto al lenguaje. Con sólo estos ejemplos bastan, para el autor, para ver que el humano sin lo que le bien de la sociedad quedaría reducido al “rango del animal”. La cooperación con sus semejantes, que es posible en la sociedad y por la sociedad, hace que sobrevivan los conocimientos y se conserven gracias a la producción cultural (tradición oral, libros, utensilios, etc.).

Durkheim se refiere ahora al papel que juega el Estado en la educación. Critica la idea de que el Estado no debe intervenir demasiado. Que el niño pertenece a la familia que es quien dirige su desarrollo. La educación se presenta aquí como algo privado: Prescindir de toda influencia destinada a “imprimir una orientación determinada en el espíritu de la juventud” (Durkheim, p.7). Pero el autor afirma que debe “limitarse a un papel tan negativo”. Si la educación tiene una función colectiva; adaptar el niño al medio social, es imposible que la sociedad se desinterese de ello. Si no es el Estado quien dirige la acción de la educación esta quedaría en manos de creencias particulares y el alma de la patria se dividiría y fragmentaría en una “multitud incoherente de pequeñas almas fragmentarias, en conflicto unas con otras” (Durkheim, p. 7). Aclara que no quiere decir que se deba monopolizar la enseñanza en el Estado. Puede dejar que operen otras escuelas, pero sin desentenderse de lo que se enseña. No desconoce las grietas: las posturas y conceptos divergentes presentes en la Francia de su época, pero, a pesar de ellas, dice, que existen principios esenciales, que deben ser enseñados en las escuelas.

Establecido el objeto de la educación, Durkheim se refiere aquí a cómo alcanzarlo y en qué medida se puede alcanzar. Analiza el instinto: de conservación, el maternal, el paternal y el sexual. Dice, son impulsos que operan en una dirección; pero que los medios por los cuales esos impulsos llegan a la acción, varían de persona a persona o depende de las circunstancias. Entonces, queda cierto lugar para las particularidades personales. La acción puede depender de distintas causas y la educación es una de esas causas. Durkheim afirma que ningún niño nace criminal, ni está destinado a serlo. Puede, si, nacer con cierta falta de equilibrio mental, pero no lo anterior. Lo mismo con las actitudes profesionales. Puede recibir de sus padres facultades generales; poder de atención, cierta perseverancia, etc. Pero estas facultades pueden servir a distintos fines. El hombre debe transformarse para ocupar un papel en la sociedad. Y es la educación la encargada ejercer esta acción en el niño. Durkheim se pregunta ahora si para ejercer esta acción, la educación tiene medios suficientemente fuertes. Afirma que el niño se halla naturalmente en un estado de pasividad, con pocas representaciones mentales y su voluntad es todavía insipiente, fácilmente sugestionable. Además, el poder que el maestro tiene naturalmente sobre el discípulo, debido a su experiencia y cultura desarrollada ya, esto hace que su acción sea la fuerza necesaria. Esto se potencia con el recurso de la constancia y continuidad que la educación puede disponer.

Por otro lado, el autor se refiere a la autoridad del maestro. Durkheim se diferencia y desaconseja la forma educativa basada en concepciones epicúreas donde la diversión y el placer son los recursos. Al contrario, el autor aboga por que el niño ejerza represión de su egoísmo natural para subordinarse a fines más altos. Pero es mediante el sentimiento del deber: el estimulo por excelencia. El mismo amor propio lo supone. Tener conciencia de su dignidad y, por tanto, de su deber. Pero el niño no puede conocer el deber sino gracias a sus maestros o a sus padres. Con esto Durkheim afirma que la autoridad moral es la principal cualidad del educador.

Por último, Durkheim afirma que el maestro debe tener dos condiciones principales: Voluntad para tener autoridad ante el niño, en el sentido de no vacilar, tergiversar, cambiar sus decisiones. Pero aún más esencial, es que crea el mismo en la autoridad que aparenta. Es fuerza radica  en él mismo. Hace falta que él crea, en la grandeza de su misión. En dotar al niño de este dominio de sí mismo, es en lo que debe emplearse la autoridad del maestro. 


Crítica

  

Durkheim dice que la educación es la acción que los hombres adultos imparten sobre las generaciones más jóvenes y critica las posturas que afirman la creencia de que hay una educación ideal, universal para todos los hombres, como se expone en el resumen expositivo. Su argumento se basa en el cambio de la educación en distintas épocas: admite su variación en el tiempo. Una cultura no sería lo que es sino fuera por esta evolución basada en la diferencia. Se observa aquí que si utiliza el cambio, el caos, como motor de cambio. Aunque no explica porque cambian las épocas, aduce que poseen distintos paradigmas educacionales.

Luego argumenta para refutar la universalidad de la educación a lo largo de los tiempos que existe una especialización presente en la sociedad para lo que es necesario tipos específicos de educación aunque también incluye cierta educación común necesaria para una cohesión social. Así describe que esta educación presenta un doble aspecto: es, a la vez, uno y múltiple. Hemos de notar que la especialización es característico de su época de capitalismo industrial insipiente: “Las fábricas se especializaban en aspectos diferentes -hilado, estampado, tejido-. Así, sin concentración industrial, la expansión comercial fue rápida” (Hobsbawm, 1977). Sin olvidarnos de las diferencias de clase y rígidos roles hacia dentro de cada una, típico de estos tiempos. Naturaliza esta división del trabajo de su época como natural, o al menos no la pone bajo la lupa, y justifica la existencia de tipos educacionales específicos para estas diferencias sociales. No hay crítica o problematización alguna. Recordemos que la revolución industrial, fue el desarrollo de la sociedad industrial y fabril que esclavizó de la manera más brutal a las poblaciones de la mano de la especialización mecánica de la división del trabajo capitalista donde, por ejemplo, hombre, mujeres trabajaban de seis de la mañana a las nueve de la noche, donde trabajaban también niños de 8 años que veían deformar su espalda doce horas diarias. Todos cobraban sueldos de subsistencia producto de la ideología liberal de ese orden social.

Luego adopta su absoluto positivismo y su idea de progreso imperialista al observa a su vez que su sociedad donde cada profesión necesita aptitudes particulares con predominancia de ideas y costumbres especificas es el modelo de civilización. Los “países civilizados” dice, se diversifican y especializan de forma cada vez más precoz. Contrapone esta heterogeneidad a una supuesta educación absolutamente homogénea e igualitaria de las sociedades prehistóricas. Dónde las culturas son salvajes y primitivas porque no alcanzaron ese grado de diversificación social al estilo europeo de su brutal capitalismo esclavista. Retoma para esto el concepto teórico del buen salvaje de Rousseau, jamás verificado en el campo, sobre la opinión de un prestigioso antropólogo: “Nuestra opinión es que las teorías de los filósofos políticos no nos han ayudado a comprender las sociedades que hemos investigado; es por ello que las consideramos de escaso valor científico (…) Las conclusiones de dichas teorías no acostumbran a estar formadas en base al comportamiento observado, o no son susceptibles de ser contrastadas mediante este criterio”. (Fortes y Evans - Pritchard, 1985, pp. 1985-87).

Así luego de usar el caos, el cambio, para justificar el supuesto progreso lineal que llevó a Europa a su civilización, y de naturalizar la división social de su época y justificar para tal fin la educación especializada, argumentará que ese orden debe ser mantenido con la educación para sociabilizar a los niños para que se adapten al orden social. Entonces, a partir de aquí se convertirá en el filósofo del orden. Ya que no se puede educar para el cambio sino para la conservación del orden. Encuentra para esto el argumento de que el sistema educativo de cada época se impone a los contemporáneos de esa época. No puede educar a los niños fuera de las costumbres, que funcionan “como regulador” para adaptarlos a la vida en sociedad. Así, el orden social genera una forma de educación incuestionable, creada no por el criterio de una persona sino por una suerte de determinismo social heredado de generaciones pasadas, que no se puede cuestionar ni problematizar.

Y siguiendo sus afirmaciones, desarrolla, entonces, el otro aspecto de la educación, el aspecto que aglutina, que da cohesión social a su orden.

Argumenta que existe en una cultura un bagaje que tiene una base en común: Ideas, sentimientos inculcados a todos los niños por igual: la naturaleza humana, el derecho, el deber, sobre la sociedad, el progreso, la ciencia, el arte, etc. conforman la base del espíritu nacional. Crear en los niños, estados físicos y mentales que la sociedad considera que no deben faltar en nadie es el rol de la educación, no problematizar el orden sino formar el ser social en cada niño 

Plantea abiertamente su eurocentrismo al volver a apelar a la comparación de su orden civilizado con las sociedades primitivas, que a su vez los ubica en el mismo plano con los animales. Durkheim establece que en las sociedades simples la tradición basta, como basta el instinto en los animales “para satisfacer las necesidades vitales, la sensación, la experiencia y el instinto, podía bastar, como bastan al animal” (Durkheim, p.5). 

Cuando la vida social se hizo demasiado compleja y racional, la cultura de la ciencia se hizo indispensable. Justifica la ciencia mecanicista y deshumanizante de su época sin problematizarla en lo más mínimo, y afirma que las personas de su época se someten a ella voluntariamente, que no vista como algo tiránico, sino que los mismos individuos desean la sumisión a su orden social basado en la ciencia moderna, porque el nuevo ser producto de la acción colectiva, a través de la educación, saca lo que hay de mejor en cada uno, lo humano. Sin lo que le da la sociedad quedaría reducido al “rango del animal”.

Lo que sigue en el artículo es la visión de Durkheim de cómo alcanzar a través de la educación el éxito en la creación de ciudadanos de su orden social. Así la educación, a través del Estado, vigila y actúa en función de desarrollar toda la ingeniería social necesaria para replicación del modelo social.

Mismo rol tienen los docentes, que deben, basados en una supuesta autoridad moral que lo instituye como guardianes honrosos de ese orden, aprovechar la docilidad del niño para, a través de la creación en él de una conciencia del deber moral, establecer de forma similar a un hipnotizador, las ideas esperadas para vivir y reproducir el orden social.   

 


Conclusiones


Se verifica la ausencia de crítica y problematización del orden social de la época donde Durkheim escribe, la Europa decimonónica. Y en sus argumentos se verifica ausencia absoluta de problematización social en la educación. Por el contrario, ésta es definida como una socialización metódica de la generación joven con el fin de reacondicionarlos a ese orden social. La educación recibida es determinada por la vida en sociedad, sin posibilidad de escapar al determinismo. 

Su tesis se apoya en el legado de generaciones pasadas, a través de una observación histórica de la educación, pero sólo con el fin de reafirmar la idea de progreso evolucionista social, donde su orden burgués europeo es la cumbre: la civilización racional. Naturaliza y universaliza la división del trabajo capitalista donde la educación posee un doble aspecto: de cohesión social por medio de la educación general y la especialización laboral esperada a través de la educación específica para tal fin. 

Todo contribuye a formar y perpetuar el orden social, beneficiando a los sectores del poder capitalista, ya que en una sociedad injusta y desigual la educación no tiene como finalidad inculcar la crítica y conciencia de las problemáticas sociales. La educación es usada para adoctrinar mentalmente a los niños desde temprana edad con el fin de que acepten, formar parte del ser social. Esto a pesar de argumentar que la aceptación es voluntaria.

La educación como institución, el estado como regulador y los maestros como educadores, existen sólo en función de perpetuar el control social para disciplinar y mantener el orden social. No existe posibilidad de existencia del caos, el cambio, porque en este orden no hay problematización de la sociedad. La educación tiende a ser conservadora del orden. 




Bibliografía


- Durkheim, E. (1911) Educación, su naturaleza y su papel, en Nuevo diccionario de pedagogía e instrucción primaria, Hachette, Paris. Obtenida el 16 de Abril de 2021 de https://campus.fundec.org.ar/admin/archivos/Durkheim-Educacion-su-naturaleza-y-funci%C3%B3n.pdf

- Gould, S. (1999) La vida Maravillosa, Crítica, Barcelona, p. 28.

- Duschatzky, S. y Aguirre, E. (2020) Des-armando escuelas, Noveduc, Buenos Aires, p.21.

- Hobsbawm, E. (1977) Industria e Imperio, Ariel, Barcelona, (cap. 3, “La revolución industrial, 1780-1840”, pp. 55-76).

- Fortes, G., Meyer y Evans-Pritchard, E. (1985) Sistemas políticos africanos, en Llobera, J. (comp.), Antropología política, Anagrama, Barcelona, pp. 85-105.



 

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