El excedente agrícola.
Por Maximiliano Salomoni
Por Maximiliano Salomoni
31 | 03 | 2021
Ilustración: “La Cosecha”
Autor: Pieter Brueghel el Viejo. |
Licencia: Dominio Público
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Los fisiócratas fueron otra corriente del pensamiento económico europeo, desarrollada en el siglo XVIII, que criticó ampliamente a los mercantilistas y sus intervenciones estatales en el mercado. Si bien esto los acercaría a la insipiente corriente liberal, que también abogaba por el libre mercado, los fisiócratas no congeniaban tampoco con éstos, ya que sus orígenes e intereses estaban puestos en el campo. Desde allí auspiciaban, tanto en su programa práctico como en su argumentación teórica, a la importancia de la agricultura capitalista a gran escala, por encima de la industria, para generar la riqueza de un país. Llegando a considerar a los liberales industriales como la clase estéril.
Esta corriente nacida en Francia, es representada por François Quesnay (1694 – 1774) quien propone una visión tripartita de la sociedad: dentro de la agricultura distingue la clase de los terratenientes, los dueños de la tierra, y la clase productiva (los labriegos o productores del campo). Además, una tercera clase contrapuesta a las dos anteriores constituida por el conjunto de la población urbana comercial e industrial, la llama clase estéril. En su teoría los describe así:
- Los terratenientes, son
quienes adquirieron sus tierras por herencia o por la compra a sus dueños
originales. Estos últimos, por medio de su trabajo convirtieron la tierra
virgen y la hicieron apta para el cultivo consolidando su derecho perpetuo
a la propiedad sobre la tierra. Los terratenientes reciben de los
productores inquilinos el pago de una renta.
- Los productores capitalistas agrarios alquilan la tierra a los
propietarios y la labran con sus herramientas que son su propio capital.
Éstos deben invertir en dos tipos de capital: Comprar su capital agrario
(implementos agrícolas, ganado, etc.), que se deprecia lentamente, y debe
desembolsar una suma fija para sus gastos corrientes, y estos le son
devueltos a lo largo del curso del año al vender su cosecha (semillas, alimentos para animales, y
salarios de los trabajadores. Entonces invierte en un capital fijo y en un
capital circulante.
- Clase estéril (los comerciantes e industriales), incluye aquí a los miembros de las profesiones liberales, sirvientes, etc. que habitan en las ciudades.
El punto central en las ideas fisiócrata
es la teoría de la exclusiva
productividad de la agricultura manifiesta en una dualidad distintiva: a
veces los fisiócratas hablan de agricultura que rinde un “rédito”, un excedente
de valor de cambio por encima del valor de los costos de producción. Mientras
que otras veces hablan en términos de que la agricultura rinde un “producto
neto”, esto es, un excedente de artículos de consumo más allá de los necesarios
para la subsistencia del productor. Es decir, se entiende aquí como producto neto a la capacidad de producir una
cantidad excedente de productos materiales.
Este
excedente logrado por la clase productiva, el producto neto o ingreso neto que
rinde el cultivo, va a los terratenientes (propietarios de la tierra) como renta de la misma. Para
obtener la cosecha los productores han desembolsado a lo largo del año que
termina un capital circulante (los medios de subsistencia para todos los
ocupados en el cultivo, forraje, semillas, etc.) y un pequeño porcentaje del
capital fijo (herramientas, ganado) que hay que renovar. Si los productores han
gastado por ejemplo tres mil millones y han recibido una cosecha que vale cinco
mil millones. El excedente que rinde el cultivo de dos mil millones es la renta
que pagan a los propietarios de la tierra.
La palabra Fisiocracia, proveniente
del griego, hace alusión “gobernar la naturaleza” en sentido de que el humano
entabla una armonía con las leyes de la naturaleza. Para Quesnay, la agricultura era la única actividad
económica que podía suministrar indefinidamente bienes consumibles sin dañar la
fuente de donde se extraigan. La industria sólo transforma: añade utilidad
a elementos preexistentes, modificando su estructura material. El valor
agregado por la industria o el comercio era sólo el valor del trabajo humano,
por eso lo llamaba estériles a los comerciantes: sólo agregan valor trabajo a
lo ya producido, no crean valor.
La doctrina impositiva de los fisiócratas proponía como medida fundamental que todas las
formas de impuestos directos e indirectos fueran reemplazadas por un único impuesto directo sobre el rédito.
El impuesto debía ser proporcional al ingreso neto, e incrementable solamente
en proporción con el incremento de la renta.
Pero dado que el ingreso neto va
a los terratenientes como renta, el
impuesto debería recaer exclusivamente sobre los terratenientes y comprender
cierta proporción de la renta que reciben. Los Fisiócratas rechazaban el cobro de este impuesto a las otras clases; cualquier
impuesto sobre los trabajadores requeriría un aumento de sus salarios, dado que
reciben solamente los medios de subsistencia necesarios; y este inevitablemente
sería pagado por aquellas “personas que contratan a los trabajadores” es decir
los capitalistas agrarios. En cuanto a
mercaderes e industriales bajos reciben solamente su capital (costo de
producción) y los medios necesarios para su subsistencia. Un impuesto
inevitablemente elevaría los gastos de la industria y el comercio, que, en
última instancia, serían pagados por la población agrícola. Dado que la
industria y el comercio no crean nueva riqueza (ingreso neto), cualquier
impuesto sobre ellos -como con la clase trabajadora recaerá finalmente sobre la
agricultura, y debe ser recaudado ya sea sobre el capital agrario o sobre el
ingreso neto.
Por tanto el impuesto para los fisiócratas debe sobre el ingreso neto -la renta terrateniente- de manera directa. El importe debería estar en proporción exacta con el tamaño del ingreso neto.
Entonces, el origen de la riqueza de un país para los fisiócratas, es decir, el factor en el que reside la creación de valor en la economía, estaba en el excedente agrícola. Esta es la principal diferencia con los mercantilistas, que la encontraban en las riquezas acumuladas por el comercio internacional. La capacidad de producción de la agricultura (agricultura capitalista a gran escala) era la única rama capaz de generar valor, ya que la industria se veía como improductiva.
Richard Cantillon (1680-1734), fue un economista
exponente de esta línea de pensamiento. En su libro escrito en 1730, Ensayo sobre la naturaleza del comercio en
general, aunque existen elementos mercantilistas y elementos que retomarán
los economistas clásicos, expone pensamientos que lo identifican con los
fisiócratas:
"La tierra es la fuente o materia de donde se extrae la riqueza, y el
trabajo del hombre es la forma de producirla. En sí misma, la riqueza no es
otra cosa que los alimentos, las comodidades y las cosas superfluas que hacen
agradables la vida (…) La tierra produce hierbas, raíces, granos, lino,
algodón, arbustos y maderas de variadas especies, con frutos, cortezas y hojas
de diversas clases, como las de las moreras, con las cuales se crean los
gusanos de seda; también ofrece minas y minerales. El trabajo del hombre da a
todo ello forma de riqueza” (Cantillón, 1730, Cap. I).
Ya sea entendida como un “rédito”, un excedente de valor
de cambio por encima del valor de los costos de producción o un “producto neto”
-la capacidad de producir una cantidad excedente de productos materiales, esto
es: un excedente de artículos de consumo más allá de los necesarios para la
subsistencia del labriego, que son la clase productiva, este excedente que
rinde el cultivo irá para los propietarios de la tierra en formato de renta.
Bibliografía
Rubin, I. (2013). Una historia
del pensamiento económico. Trad. Graciela Molle. Buenos Aires: U.B.A. (Cap. 9-17)
Cantillon, Richard, Ensayo sobre la naturaleza del comercio en general. (1730). Obtenida el 31 de Marzo de 2021 de: https://www.eumed.net/cursecon/economistas/textos/cantillon_Naturaleza.htm
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