Perspectivas Pedagógicas de Oriente, Occidente y Argentina
Ensayo por Maximiliano Salomoni
Introducción y
Primera Parte: El
Oriente Chino
Por Maximiliano Salomoni
20 | 08 | 2021
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Introducción
Dos son las cuestiones centrales que me interesa desarrollar y
visibilizar en este ensayo. Ambas poseen una estela larga en la tradición de
las cosmovisiones humanas, a la vez que adoptan identidad y forma concreta en
la historia de la pedagogía. ¿Cómo llega el pasado a configurarse presente? Aquí
el poder maravilloso de la historia como disciplina: a través de la mirada
hacia el pasado, puede verse comprensiva y reflexivamente, el presente. Al visibilizarse
la genealogía de los hechos -que a veces se presentan como eternos-, se puede
descubrir entonces sus velos, tendidos ciertamente, a veces con indudable
intención, otras, por olvidos o descuidos.
El primero de los
tópicos que me interesa abordar tiene que ver con la mirada holística de la
relación humano-natura. Ésta cosmovisión, que se encuentra en los pueblos
originarios del mundo, se entreteje con las distintas formas de transmitir el
conocimiento, y es mediante diversos esquemas pedagógicos cómo ocurre la cadena
de propagación entre las generaciones. Muchas veces en el presente, desde lo
antropológico o desde el universo cotidiano del ciudadano de a pié, a ésta
relación entre humanos-naturaleza se la puede hallar como definidas dentro de
una visión “naturalista” o “ecológica”. Aunque naturalismo y ecología son
palabras hoy igualmente usadas para múltiples significancias que exceden mi
objetivo aquí, interesa rastrear el núcleo holístico que nutre el concepto de “relación
con el entorno natural” y sus relaciones con la pedagogía del presente y del
pasado.
El otro tópico, es el
enfoque puerocentrista en la pedagogía, definido éste como la valoración de la
niñez como centro de referencia pedagógica y social. Al igual que el punto
anterior interesa rastrear su evolución y llegada a la concepción actual de la
niñez en el universo cultural y pedagógico.
No es azarosa la
elección de ambos temas, sino que el interés puntual de contrastar sus
experiencias históricas permite trazar, como veremos, miradas reflexivas
concretas hacia el presente. Del contraste de la evolución de estas
concepciones, de sus cambios a través de los tiempos y culturas y la valoración
actual que se tiene de ellas, aprendemos
a desnaturalizar ideas y conceptos que irreflexivamente se muestran como
verdades en sí. A veces, las concepciones que rigen nuestro día a día se
presentan como colores únicos que pintan nuestras realidades, no pudiendo ser otros
los cromos que configuran nuestras cavernas de pensamiento. El mito siempre
presente de la alegoría de la caverna de Platón: “Al no haber visto jamás otras
cosas, creerían que aquellas sombras constituían la única y verdadera realidad”
(Reale, Antiseri, 1992, p. 153). A veces, en muchas personas, se naturalizan ciertas
ideas, experimentándolas como si tuvieran una
permanencia inalterable, perpetua. En tanto no se reflexionan, se
absorben y se convive con ellas de forma automática, como el mecanismo
involuntario de la respiración humana. Pero aunque involuntaria, nuestra
respiración puede tornarse, sobre ciertos límites, a voluntad. La historia da
esa posibilidad, puede mostrar que es ese mismo cambio el motor del tiempo y,
nuestras formas culturales, son productos efímeros que evolucionan en un flujo
permanente de ideas mutables.
En primer lugar, como suele ocurrir en el quehacer del
historiador, es menester primero focalizarse en algún punto de partida específico
del espacio-tiempo lejano para llegar luego hacia las costas del presente. Rastrearé
la raíz histórica de dos visiones culturales con formas pedagógicas vigentes en
la actualidad:
Por su singularidad y
evolución en el tiempo, en este ensayo, tomaré el caso de la cultura china,
como ejemplo de una relación estrecha entre los dos tópicos que detallaba
anteriormente. Aquí, tanto en el pasado como en el presente, la reproducción
cultural es motorizada por la educación estatal de base confuciana: China, y
los países y pueblos influenciados por la herencia cultural de la etnia han (汉 族), los chinos -como habitualmente los llamamos. Éstos llevan 2000
años de historia, prácticamente ininterrumpida, basada en el sistema de
enseñanza confuciano. Veremos sus elementos de naturalismo ancestral y
comunalista.
En segundo lugar, tomaré
el caso de Europa -y los países que, fuera de ésta, heredan su cultura: Occidente
en general-, dónde la vinculación de los dos tópicos adquiere características
distintas a Oriente, al estar signado Occidente por la pedagogía de la ideología liberal que desde el Modernismo (siglo XVI) a través de sus mecanismos de reproducción cultural dominan los discursos hegemónicos de buena parte del hemisferio occidental, al menos hasta el siglo XX. Para el primer tópico
resalta la oposición entre hombre-naturaleza, la influencia del pensamiento
burgués surgido de la modernidad, de la revolución industrial y del positivismo
científico, hereda del pensamiento judeocristiano esta separación que los
enfrenta. En cuanto a la concepción de la niñez, el enfoque puerocentrista de
la tradición pedagógica de Rousseau se pausó ante la ideología liberal que tomó
el control ideológico y económico del discurso pedagógico, para ser retomadas recién en el
siglo XX por la Escuela Nueva en sus propuestas educativas.
En tercer lugar, luego de sumergirnos en aguas orientales y
occidentales llegamos a las costas argentinas. Basándome en el desarrollo
anterior, a modo de tesis, expondré como en Argentina, influenciada hegemónicamente
por las ideologías europeas liberales -desnutrida de concepciones orientales y
diezmados, desvalorizados, perseguidos todos los pueblos originarios de América-
a lo largo de su historia y hasta el 2020, la pedagogía escolar argentina si incorporó
el puerocentrismo –la revalorización de la niñez planteada por Rousseau, pero
no así el naturalismo, la visión ancestral, la ecología. Hasta el 2020 la
educación siguió desoyendo la concepción holística humano-naturaleza. La causa
para esta omisión: la ideología conservadora y liberal argentina y su influencia en la pedagogía, tanto
en el pasado como en el presente.
Parte I: El Oriente Chino
El Naturalismo
ancestral
- Copia un texto cada día. Escribe bien en la pizarra. Escribe con
claridad. Escribe bien los trazos. Di a los críos que copien. Allí hay un clavo
(señalando hacia un clavo que sobresale en una viga del techo), cuando el sol
lo toca, termina la clase.
- ¿Y si no sale el sol?
- Los días nublados la clase termina un poco antes.
Este es un diálogo de un alcalde a cargo de una escuela
pública rural de China con una adolescente que será sustituta del maestro oficial
del establecimiento. La acción transcurre en el film “Ni uno menos” (Yi ge dou
bu neng shao) del laureado director chino Zhang Yimoues. La película es del año 1999. Si bien
el guión del film focaliza en la pobreza de las regiones alejadas de una China
que, por esos años, estaba a mitad de su camino planificado por el Estado para
su despegue económico, en una interpretación más dérmica de la escena subyacen
dos aristas que me interesa analizar: la concepción naturalista que posee la
cultura china y el aparato pedagógico estatal confuciano, ambos con
implicancias en el comunalismo de la cultura china.
Respecto del por qué ocuparme del naturalismo oriental: efectivamente
podría tomar también a la cultura huarpe del secano del noreste de Mendoza,
Argentina, o cualquier otra cultura ancestral. Pero elijo a la etnia han, los
chinos, por dos motivos, en primer lugar porque a los fines de este ensayo,
interesa destacar la siguiente pregunta: ¿Por qué el sistema escolar argentino
no tomó ni reprodujo la cosmovisión naturalista de los pueblos originarios? En
el caso de los pueblos originarios de nuestra América, y de gran parte del
mundo, es simple: Porque fueron asesinados, diezmados e invisibilizados.
Incluso los grandes imperios o civilizaciones americanas. El caso de China es
particular porque, no sólo logró sobrevivir a los intentos de imperialismo
europeo, sino que sus dos filosofías vernáculas y ancestrales: el taoísmo y el
confucionismo, siguen nutriendo y formando parte de la cultura popular y de la
educación impulsada por el Estado desde hace 2000 años. Es interesante ver que
China desmiente el argumento de que los pueblos originarios basados en su
acervo cultural ancestral no pueden ser naciones “desarrolladas”. La concepción
del Tao se adapta, fluye, alterna, construye presente y se encuentra en el
pueblo y en el Estado, más allá del régimen que gobierne. La transmisión
cultural es de los pueblos, pero también a través del enorme aparato educativo
del Estado. El humus milenario de miles de años de cultura naturalista sigue
presente, y ha generado la experiencia única de comunalismo oriental.
Entre el VII y VI milenio a. C. surgen las culturas
neolíticas, Peilikan y Cishan, precursoras de la cultura de Yangshao, que se
fusionaría con la Dawenkou y la Hongshan para dar lugar a la cultura de
Longshan, que marca el comienzo de la unidad territorial y política de la llanura
del Norte de China. Para comprender el naturalismo milenario chino es preciso
remontarnos a las fuentes culturales de su
cultura, alrededor del río Amarillo y del río Yang, la concepción naturalista
surge rodeada de metáforas del agua, de las corrientes, la alternancia de las
estaciones y del curso natural de los fenómenos naturales en sus ideas. Estas
experiencias se cristalizan a la luz de miles de años de concepciones prácticas
y teóricas. El transcurrir del tiempo, el fluir de la historia, va sedimentando
-en un cuerpo de conocimientos fundidos, amalgamados- la cultura de un pueblo. Este
fluir milenario genera conceptos que se arraigan en la cultura, y ya no importa
si es de origen popular o erudito, influye a todos y constituye el acervo
cultural de la historia, del presente y tendrá poder sobre el futuro de una
cultura.
En China, la cultura naturalista de los pueblos surge a
partir de una reflexión acerca de los fenómenos cíclicos que observan en la
naturaleza, esto es arcilla fresca para el emergente de conceptos como Tao, Wu Chi,
Yin Yang, Wei Wu Wei.
Otro rasgo interesante es que la cosmogonía del
pensamiento chino posee mucho en común con las teorías modernas de la física
sobre el origen del universo. Estas se explican muy bien en el libro “El Tao de
la Física” del físico Fritjof Capra. Y es que, en la cosmogonía china, el
origen del universo es el vacío absoluto, similar a las modernas teorías sobre
el origen del universo postulado por la física occidental plasmadas en la Teoría
del Big Bang: La perspectiva china entiende por vacío absoluto, no a la nada, sino al contrario, a un estado de
potencialidad total. Una potencialidad primigenia que todavía no se manifiesta
pero que contiene todas las potencialidades de la creación. No es a través de
nuestros conceptos de dioses la forma correcta para entender lo que se plantea
aquí, sino de energías: “Creían que existe una realidad última que sirve de
base y unifica a la multiplicidad de cosas y acontecimientos que observamos, a
esta realidad la llamaron Tao (道)”
(Capra, 2000, p 42.). El concepto de Wu
Chi (无极),o Wuji es,
según la filosofía china, el estado primigenio del universo no diferenciado, no
manifestado aún. Expresa el origen de todo lo que en un momento ha de ser manifestado,
materializado. Es la naturaleza última de todos los fenómenos, incluso de la
conciencia. Por tanto siendo nosotros también parte del universo, la esencia
última de nuestra conciencia es el vacío absoluto. Y, si el vacío, como dijimos
antes, no es la nada, sino potencialidad, la conciencia también es
potencialidad, expresa al vacío en tanto origen y en tanto potencialidad.
Ahora, la
característica particular del pensamiento chino es el dinamismo como esencia
del universo, el Tao, es fluir
permanente, éste es intrínsecamente dinámico. Siguiendo con la cosmogonía china
el Tai Chi (太 極) es la segunda etapa
después del Wu Chi. Tai Chi (o Tai Ji) y significa fenómeno supremo, el
Gran Principio (no debemos confundirlo con el nombre de la disciplina Tai Chi Chuan
-boxeo del gran principio- que está influenciado por este concepto). Gracias a
este principio lo que sería caos inicial o Vacío absoluto (Wu Chi) con riesgo a permanecer indefinidamente así -en forma de
potencialidad latente- se manifiesta generando la creación. Este gran principio
se expresa mediante la polarización del Uno, del Wu Chi, en dos fuerzas opuestas pero complementarias: el Yin y el Yang. Las energías que recorren el universo siguen las mismas leyes
que el Tai Chi. Se oponen unas a
otras y se alternan pero no se separan y generan la creación del universo, tal como expresa Lao Tzu en su libro Tao Te Ching: “De Tao
nace Uno; de Uno Dos; de Dos, Tres; Tres da origen a las diez mil cosas. Las
diez mil cosas contienen en su seno al Dos, como fuerzas opuestas que se
unifican en armonía en el movimiento” (Wilson, 2012, p.104). Lo que resulta
clave entender aquí es que no sólo el pensamiento chino asigna fluidez y
movimiento al universo, a la realidad, sino que establece patrones constantes
para estos movimientos. Estos patrones se observan en la naturaleza: “todos los
sucesos naturales, tanto los del mundo físico como los de las situaciones
humanas, muestran patrones cíclicos de ida y de vuelta, de expansión y de
contracción (…) sin duda esta idea fue deducida de los movimientos del sol y la
luna y de la sucesión de las estaciones, siendo tomada como regla de vida”
(Capra, 2000, p 42.)
Así, los patrones cíclicos en el movimiento del Tao poseen una estructura basada en los
opuestos yin yang. La naturaleza se
encuentra bajo las leyes generales del yin
y del yang. Y en éstas leyes se
sustentan las transformaciones de todas las estructuras. Son el origen de la
producción y transformación de todos los fenómenos. Así, todos los objetos o
fenómenos en el universo consisten en dos aspectos opuestos entre sí pero
indisolubles, interdependientes, pero que se complementan y que se rigen por
una serie de principios: Oposición:
Todo posee su opuesto relativo, ya que nada es completamente yin ni completamente yang. El yin no podría existir si no existiera el yang. La noche se incluye en yin
y el día en yang. Mencionar la noche
implica reconocer la existencia del día. Existe lo alto porque existe lo bajo,
existe lo duro porque existe lo blando. Dualidad:
Positivo-negativo, día-noche, espiración-inspiración. Subdivisión: Todo aspecto yin
o yang puede subdividirse a su
vez en yin y yang indefinidamente. En los días de verano puede hacer calor, y
al mismo tiempo ese calor puede ser templado o ardiente. Alternancia: El universo está en constante movimiento, nada
permanece fijo, así un aspecto crece y otro decrece manteniéndose un equilibrio
o apareciendo un desequilibrio en el que se transforma el uno en el otro. Transformación: El yin y el yang pueden
transformarse en sus opuestos. La noche se transforma en día, la vida en
muerte. La transformación expresa el cambio, la mutación, el surgimiento de un
fenómeno a partir de otro. Bajo el punto de vista chino, todas las
manifestaciones del Tao son generados por el juego dinámico de estas dos
fuerzas polares.
Los patrones de cambios subyacen a la realidad. Es importante
entender además que los cambios no se adjudican a una fuerza en particular. Ya
que el Tao es Wu, es decir Vacío, no-ser,
y nace de sí mismo, de ese Vacío
primordial y eterno lleno de potencialidades. Las cosas del mundo nacen de ese
no ser: el ser nace del no ser, en palabras de Lao Tzu: "Vacío, pero no se agota nunca; se mueve y las
criaturas se manifiestan sin cesar” (Wilson, 2012, p. 58).
El Tao no actúa. Su vacuidad implica la no acción: Wu Wei, éste es otro concepto
clave de la filosofía china, que quiere decir Lao Tzu cuando afirma: “El Tao no actúa nunca, pero nada queda sin hacer”
(Wilson, 2012, p. 93). Que los cambios no se producen de forma forzada sino de modo
natural y espontáneo. Para el taoísmo una de las filosofías vernáculas de
china, éste wei wu wei (hacer sin
hacer) no implica inmovilidad o sometimiento a un determinismo, no significa la
no acción en términos de no hacer nada, sino que la acción se realiza sin
forzar.
La espontaneidad es el principio de acción del Tao, por
tanto la conducta humana se adapta a esta espontaneidad, en armonía con el
entorno, con la naturaleza. El humano- como el resto de las cosas materiales y
seres vivos del planeta- es el producto, el hijo-hija de la interacción de las
energías Yin, simbolizada en la Madre Tierra y de las energías Yang,
simbolizado en el Cielo. A través de su mente, su razón, comprende esto. El humano
sintetiza los “Diez Mil Seres” (todo cuanto es creado en la Tierra) los
representa simbólicamente por su capacidad de palabra y es capaz de armonizar
dentro de sí los dos principios cosmológicos y formando con ellos una Unidad
Superior.
No hay oposición entre naturaleza y humano, sino mancomunión.
Sin embargo: “El sabio chino no mora exclusivamente el plano espiritual, sino
que se interesa por los aspectos mundanos. Unifica los dos aspectos
complementarios de la naturaleza humana: sabiduría intuitiva y conocimiento
práctico” (Capra, 2000, p 41.).
Durante el siglo VI a C. se van a ir formando dos líneas
de pensamiento nutridas de estas ideas milenarias de china, el taoísmo, término
moderno para designar a una corriente heterogénea pero que comparte ideas
específicas en común vinculadas a la vida en la naturaleza que comentaba en los
párrafos anteriores, y el confucionismo, una filosofía más avocada a la
organización social, a la ética y las normas a través de la educación de los
hijos. Ambas líneas seguirán caminos opuestos en muchos sentidos, pero
complementarios, y llegarán hasta nuestros días influenciando el pensamiento y
las prácticas actuales en la vida de millones de personas fundamentalmente en
Oriente. La raíz cultural del pensamiento chino llega hasta el presente sin
cortes. Esto es una de las características fundamentales de China.
Es la concepción naturalista ancestral de china la que dio
diferentes líneas de pensamiento, distintas interpretaciones. Ésta no fue “creada”
por el confucionismo ni por el taoísmo, sino que estas líneas de pensamiento se
nutrieron de ése sustrato folclórico milenario. Y aunque la línea taoísta, es la
que supo preservar con mayor identidad el componente naturalista, la conexión y
vínculo con la naturaleza, tanto en lo teórico como en las disciplinas
prácticas que conforman su cuerpo filosófico, el confusionismo también lo
poseen, y esto nunca se detuvo. En los miles de años que tiene la cultura
china, no hubo nada que cortara este pensamiento naturalista, aunque
adaptándose, a feudalismos, a imperialismos estatales que potenciaba más una
línea que la otra, o incluso bajo formas religiosas como el budismo chino. Hoy
en día en una China atravesada por el gobierno comunista y la globalización capitalista,
su sustrato ancestral cultural sigue regida por conceptos naturalistas que
marcan su día a día como ciudadanos y
como país:
El pensamiento
chino -al margen de la ideología- tiene raíz taoísta. En el símbolo de ying y
yang, el negro entra en el blanco y viceversa en armonía complementaria: es una
unidad. La dualidad griega es A o B. La china: A y B. Por eso el Lejano Oriente
asimila mejor el cambio y se adapta a la circunstancia. (Varsavsky, Junio 2021).
En las épocas de civilización material, donde apareció la
práctica de la esclavitud y el control político de las masas, el pueblo chino, consciente
o inconscientemente siguiendo patrones simbólicos, nunca dejó de reverenciar
aquella etapa de su historia anterior a la formación de las ciudades-estado dónde
todo fluía de forma inocente, cabal, natural y simple.
Algunos textos clásicos de China, describen este momento
cultural natural, al leerlo es difícil distinguirlo de un texto de Rousseau:
En una remota
antigüedad, las verdaderas personas respiraban yin y yang, y todos los seres
vivientes admiraban su virtud, armonizando así de manera pacífica. En aquellos
tiempos, el liderazgo estaba escondido, lo cual creaba de manera espontánea una
simplicidad pura. La simplicidad pura no se había perdido todavía. Posteriormente
la sociedad se deterioró. Hacia la época de Fu Hsi, se produjo un florecimiento
de esfuerzo deliberado; todo el mundo estaba dispuesto a abandonar su mente
inocente y de comprender racionalmente
el universo. (Cleary, 2019, p. 116).
El punto es que, si bien China transitó todos los males
que azotaron y azotan, a todos los pueblos del mundo: tiranías, corrupciones,
masacres, etc., el pueblo chino posee no sólo añoranza folclórica de una etapa
ideal (que no es poca cosa dado que hay países que no la tienen en su historia),
sino que es un ideal latente, vivo, presente en el día a día, la conexión con
la naturaleza de la que se saben parte ésta presente en multiplicidad de
costumbres, practicas y teóricas, que rigen la vida aún en las grandes urbes
modernas. Está más allá de la pobreza o la riqueza, más allá del signo político
de turno, más allá de todo devenir histórico. Subsiste dónde quiera que haya
cultura china.
Por eso en la escena de la película reseñada, la
culminación de la clase con la llegada del sol al clavo, es un simbolismo que Occidente puede leer desde la pobreza, en China se lee desde el fluir natural
del cielo sobre la tierra, del cambio sin forzar del tiempo que modifica todo
lo natural.
Y lo natural es seguir ese tempo. Si no hay sol, si está
nublado, la clase termina un poco antes. No hay una obsesión por el tiempo
cronométrico del reloj humano, eso es capitalismo. Es el cosmos quien lleva al
humano, porque el humano es parte del cosmos. Forzar no tiene sentido.
Claramente en las grandes ciudades chinas que ostentan fabricación
en serie de productos, el presente es tan capitalista como en Occidente, generan tanta polución y contaminación como Occidente, sin embargo, no hay que confundir, la esencia naturalista está
en la profundidad del pensamiento, del sueño, del día a día de cada empleado
alienado de china. Aunque sea, siquiera, en la disposición armónica de los
muebles de su hogar siguiendo el patrón del pakua
mediante el feng shui. Los adormecimientos
no significan ausencia o corte cultural, sino una etapa en su devenir.
Del contrapunto con la historia de Europa que veremos más
adelante surgirá la pregunta por el presente. La educación de Occidente, de
Argentina ¿seguirá invisibilizando lo que ya se puede observar diariamente: una
conciencia ecológica en el pueblo, en los jóvenes, en la masa crítica del los
ciudadanos? ¿Es posible seguir haciéndolo con las consecuencias brutales del
calentamiento global en que vemos en las noticias del desayuno diario? ¿Es
posible seguir almorzando tranquilos todos los días con medio planeta prendido fuego? En
Argentina, desde siempre, pero sistemáticamente desde la generación del 1880 en
adelante, las concepciones naturalistas de los pueblos originarios, fueron
tildadas de bárbaras, en esa oposición “civilización o barbarie” que algunos
próceres eurocentristas y oligarquías agroexportadoras supieron construir. Y no
fue casualidad, sino el producto planeado de una ideología concreta: el
liberalismo.
Hoy en día parece estar resurgiendo una visión de
naturaleza holística, una comprensión de que, como veremos, la oposición entre naturaleza-humanidad,
comenzada por la religión judeo-cristiana y continuada por el capitalismo
liberal (Hiramatsu - García Cardoni, Universidad Nacional del Cuyo) deviene en una
ideología ecocida creada a conveniencia de los distintos poderes hegemónicos
dónde, tanto la naturaleza como los pueblos del mundo, salen perjudicados.
El Estado de 2000 Años de Pedagogía Confusiana.
¿Y cómo es esto posible? ¿Cómo no tuvo la cultura popular
China la misma suerte que otras culturas que desaparecieron o modificaron tanto
su pensamiento, que apenas se reconocen en el espejo de la historia?
El taoísmo siguió su propio derrotero alejado del poder
político y de las grandes ciudades y llevó a fondo la concepción naturalista
tal como expresa uno de los filósofos taoístas clásicos, Chuang Tzu: “Puede que
tú hallas oído la música de los organillos de los hombres, pero no la de los
organillos de la tierra” (Preciado Idoeta, 2007, p.11). En los organillos de
los hombres se simboliza a los discursos humanos, “las grandes doctrinas son
fuegos que todo lo devora” como palabras que es mejor no afanarse demasiado en
escuchar. El confusionismo, en cambio, absorbió también al naturalismo y lo
combinó con la ética que ha sido replicada por el sistema escolar chino desde
hace 2000 años, su pedagogía rige aún hoy los ámbitos escolares de millones y
millones de personas en el Estado Chino y en otros países del Lejano
Oriente.
Feng Youlan, historiador y filósofo chino (Universidad de
Beijing, Universidad de Columbia) aclara: “La gente ha estado acostumbrada a
decir que en China había tres religiones: el confucianismo, el taoísmo y el
budismo, pero el confucianismo, no es una religión. En cuanto al taoísmo, hay
que hacer una distinción entre el taoísmo como filosofía, llamada dao jia (la
escuela taoísta), y la religión taoísta (dao jiao) (Youlan, 1989, p.35).
Pero, aunque el
Camino del taoísmo es fascinante por
sus concepciones naturalistas, no lo abordaremos aquí, ya que salvo en algunas
dinastías que lo favorecieron directamente, las escuelas taoístas permanecieron
alejadas del poder y de los grandes centros urbanos, cuidando y potenciando sus
conocimientos y disciplinas entre las montañas más alejadas, allí dónde se
escuchan más enérgicos y fuertes los arroyos de cascadas y los lenguajes sonoros de las
aves, más que las palabras humanas. Hoy en día el taoísmo posee distintas
líneas en todo el mundo, su filosofía, en la que muchos occidentales encuentran
como una fuente o una primera versión del anarquismo-, siguió un camino
filosófico, religioso y alquímico. En líneas muy generales, para no exceder la
idea de este ensayo, digamos que el taoísmo, como afirma Youlan se divide en
taoísmo religioso y taoísmo filosófico. La conversión al plano religioso ocurrió
muchos siglos después de la época del Lao Tze (siglo IV a C.) principal
filósofo chino al que le adjudica la redacción del libro Tao Te Ching, y que es
tomado en nuestros días como el padre del taoísmo, en general. Debemos aclarar
que taoísmo no es una palabra que
encontremos en el siglo IV a.C. en China sino que fue creada mucho tiempo
después, y sirve para englobar ideas y prácticas milenarias. Ordenaremos estas
cuestiones en próximos ensayos específicos sobre taoísmo. Pero lo cierto es que
a partir del siglo III de nuestra era, las ideas taoístas en China sufrieron un
proceso de sacralización que lo llevaron a ser religión oficial en algunos
períodos históricos y hoy día forma parte de las religiones presentes en algunos
países orientales, pero con seguidores en todo el mundo. En cambio otra línea
del taoísmo, la filosófica, se encuentra
presente en todo el mundo, descubierta para Occidente en los 50’ y revalorizada
por la revolución cultural occidental de los 60’ donde las ideas de los maestros
clásicos como Lao Tze o Chuang Tze, toman dimensiones y renombre como filósofos
chinos.
El confusionismo en cambio, a diferencia del taoísmo, si
se metió en el barro del devenir social. ¿Qué es el confucianismo? Como afirma el
historiador Feng Youlan, el confusionismo no es una religión. Reducirlo a la
categoría de religión, no sólo denota ignorancia, sino subestimación y
relativismo cultural. Ignorancia, de la que abunda en Occidente acerca de
Oriente, incluso en ámbitos académicos, formados aún en un eurocentrismo
anacrónico ya para los tiempos geopolíticos actuales. En una ocasión tuve un
profesor en la universidad, filósofo él, que muy suelto de cuerpo afirmó en el
aula que la filosofía china no era filosofía, sino una colección de “proverbios”
y los filósofos no podían ser llamados filósofos sino que eran “una especie de sabios”
que pregonaban esos proverbios. Semejante ignorancia no sólo es producto de la
falta de lectura sobre la historia china sino que tiene adosada cierta
subestimación y soberbia occidental. Esto genera prejuicios, preconceptos y una
mirada que a priori califica de primitivo a todo aquello que no cabalgue sobre
el pensamiento científico moderno o de raíz griega. Mirada que ni siquiera pasa
por si la obra tiene elementos metafísicos o no, pues grandes filósofos
europeos los tienen, como Hegel y tantos otros, y sin embargo son considerados
filósofos, no sabios. Ignorancia y subestimación generan entonces una mirada
relativista con respecto a China. En éste caso, esos prejuicios hacen que
sistemas de pensamientos tan enormes, con brazos y aspectos tan variados y una
historia de 2000 años, sea reducida a palabras, a categorías occidentales como
“religión” o “sabios”. Para el caso del confusionismo, la palabra “religión” no sólo no describe su realidad sino que opera como un reduccionismo
occidental. Entonces, si el confusionismo no puede definirse como religión ¿qué
es?
Es un sistema ético y moral, de propagación estatal que, desde
hace 2000 años, equilibra una visión naturalista del universo, regido por
patrones armónicos expresados bajo el yin
yang que configuran la realidad dentro y fuera del mundo, con un orden
social, político, que debe seguir al orden natural para estar en armonía. Para ello
es necesaria la propagación de las ideas y valores sociales, a través del
sistema pedagógico actual más antiguo del mundo, mediante el cual se propaga
este sistema de pensamiento. Bajo él se crearon las primeras academias del
mundo con sistemas de exámenes. Se irradiaba antes, y aún hoy en día, mediante
toda la red de escuelas, para todos los niveles de enseñanza, de China. Lejos
de ser un fósil viviente conservador se renueva y actualiza constantemente, como todos los
sistemas pedagógicos, pero no pierde la esencia milenaria de sus preceptos
fundamentales y mucho menos influencia cultural.
No se trata aquí de escribir a favor o en contra de sus
preceptos, sólo me interesa visibilizar su antigüedad, continuidad en el
tiempo, y su vigencia e influencia actual, que lo convierte en algo atípico.
Veamos cuando comienza la reproducción confuciana
ininterrumpida de mano de la educación estatal. Con el fin de las guerras
feudales comienza la enorme etapa del Estado Imperial en China que va desde la Dinastía Qin (221 a.n.e.) a la Dinastía Qing (que cae en 1912). Tras algunos años de reorganización política, el Partido Comunista vuelve a propulsarla y llega así hasta nuestros días. La educación en este largo período estaría dada por una amplia red de
escuelas estatales: desde muy pequeñas y alejadas, en los confines de la China
rural, a importantes centros educativos de las ciudades. Siempre tuteladas por
el Estado y bajo los lineamientos de la educación confuciana. Durante 2000 años
el imperio se basó en esta forma de enseñanza, mediante una estructura meritocrática
como forma de organización política y ascenso social.
Esta visión de un orden natural hacia el cual el orden
social debe emular en pos de obtener armonía y la presencia estatal con una
gran red de educación escolar de raíz confuciana a lo largo de tanto tiempo,
tiene, además del elemento particular de su continuidad casi ininterrumpida,
implicancias culturales concretas: A los fines de este ensayo, me interesa
señalar el concepto de comunalismo -que es distinto al concepto de comunismo occidental.
El concepto de Gran Unidad (大同 datong) es uno de los principios básicos confucianos que hace referencia al naturalismo armónico de tiempos
pretéritos del que escribí al principio de este apartado. Es un concepto
arraigado en lo más profundo de la dermis china. Unidad entre el pueblo chino y
unidad entre éste y la naturaleza. La raíz del confucionismo y el naturalismo
decanta en el colectivismo: una cierta idea de unidad entre las personas chinas
que tiene prioridad sobre el ser individual. Estas ideas tienen implicancias en
el día a día. Para poner un ejemplo de mucha actualidad en estos años que nos
toca vivir, años de pandemia mundial, me parece pertinente citar otro artículo
presentado en el diario Página 12 escrito por Julián Varsavsky donde se pone en
relieve este carácter comunalista para describir la actitud de los países
orientales en relación a la pandemia:
No se basa en la
solidaridad de clase sino en el sentido del deber por cumplir las reglas
jerárquicas y mantener la armonía. Esto no significa que no existan ambiciones
particulares y competencia feroz por el dinero, sino que el peso de la mirada
del otro es mucho más fuerte (...) Desde la perspectiva confuciana, los
occidentales serían muy propensos al individualismo: no sacrificaríamos
libertades personales y careceríamos de rigor laboral en favor del grupo
familiar, empresarial y nacional. Tampoco resignaríamos demasiado por la salud
pública. Al estallar la pandemia, chinos, taiwaneses, surcoreanos, vietnamitas
y japoneses comenzaron a usar el barbijo en masa, la totalidad de ellos. (…) Se tiende a
pensar que en China hay un Estado potente en autoridad que atemoriza a quien no
cumpla una disposición sanitaria. Y es así. Pero los regímenes actuales en
Corea del Sur, Taiwan y Japón son más blandos y el autocontrol funciona igual o
mejor. (Varsavsky, Abril 2021).
Volviendo al film como soporte audiovisual de estas
palabras, vemos que está plagada de esta raíz confuciana. En la misma
escuela estatal, relegada económicamente por una China de 1999 que no terminaba
aún de llevar los frutos de su incipiente despegue económico a los confines
rurales del enorme país, las relaciones jerárquicas están presentes. Queda claro que no es obedecer por obedecer, sino que se verifica algo
más que la voluntad impuesta, un compromiso mutuo.
Uno de los puntos fundamentales que el confucionismo
enseña son las cinco relaciones cardinales: 1. De soberano a súbdito:
benevolencia, que incluye espíritu público y piedad filial. 2. De padre a hijo:
rectitud, que comprende valor, fraternidad, integridad y pureza. 3. De hermano
mayor a hermano menor: corrección, que abarca respeto, solicitud, humildad y
deferencia. 4. De esposo a esposa: conocimiento, que incluye conocimiento de la
naturaleza humana, de la Naturaleza en sí y del destino. 5. De amigo a amigo:
buena fe, que comprende verdad, sencillez, sinceridad y honestidad. En el film
se presenta todo esto. La trama se vuelve acción cuando se manifiesta una
preocupación, no impuesta por un superior, no mediada por un fin económico,
sino impulsada por una solidaridad comunal, basada el respeto y la preocupación
sincera hacia el otro, tanto de parte de la joven maestra como por parte de sus
alumnos hacia ella y entre ellos. Cuando la jerarquía es basada, no en la
autoridad, sino en el respeto auténtico, en la virtud inspiradora del otro, eso
mueve montañas y mueve el motor de la historia china.
Es importante rescatar que la ética confuciana, mantiene
una concepción naturalista, en el sentido holístico de conexión con el cosmos,
de considerar al humano en función del universo (Tao), éste será un todo del que los seres humanos tan sólo
componemos una mínima parte.
De manera similar a los estoicos en Grecia, el confucianismo
parte de la concepción de una armonía preestablecida en el cosmos, de la que el
hombre ha de cobrar consciencia, cultivándola, conservándola y contribuyendo a
su desarrollo. Pero el objetivo es lograr un estado de equilibrio perfeccionando
nuestra propia moralidad para que sea un reflejo del Tao. Y esto se logra a través de la educación en y para la vida en
sociedad. El camino para el cultivo del hombre es la vida en sociedad, a
diferencia del taoísmo que la pone en duda.
En el libro llamado El Gran Saber (大學) o Gran
Ciencia, Gran Aprendizaje, se pone de manifiesto la creencia firme en la
rectitud del ser humano inserto en una sociedad: quien ejerce la justicia y la
bondad, sea donde sea, nunca puede ser infeliz, desdichado.
El comunalismo arraigado en la cultura china se debe a
esta raíz confuciana: El Hombre Superior confuciano no es aquel individuo que
busca realizar lo que lo diferencia de los demás, sino aquel que desarrolla su
verdadero ser en la relación con el otro que, aunque distinto, también tiene una
naturaleza en común.
La virtud de la Humanidad rén es la virtud central del pensamiento confuciano. El término
chino está compuesto por dos palabras: “dos” y “hombre”, por lo tanto hace
referencia a la relación entre dos seres humanos, caracterizada por el amor y
la bondad.
En otras palabras, no es posible la práctica de la virtud
de la humanidad sin el amor al prójimo. Por otro lado, el otro presupuesto del rén confuciano es la bondad “natural”
del ser humano, en natural el sentido de que el hombre proviene de la
naturaleza, del orden del universo. Por tanto el hombre debe realizar lo mejor
de su ser para ser expresión del orden natural. Así el orden social no está
sostenido por leyes divinas sino por la propia naturaleza humana, por eso es que
el orden social ideal está sostenido en los principios de la razón y es una
expresión del orden del universo.
Para concluir, el confucionismo plantea realizar un
camino correcto para una forma de vida más alta, natural pero más elevada,
debido al estudio, la sabiduría, las experiencias, las normas morales y la
práctica de las virtudes en sociedad. Esa forma de vida más elevada requiere de
aprendizaje permanente.
La unión con el Tao,
con el universo, está asociada con estas prácticas correctas. Es en este
contexto que la enseñanza confuciana se articula históricamente en una red de
escuelas primarias en toda china desde hace siglos, desde los primeros años, 5
o 6 años del niño debe ser educado para alcanzar estos fundamentos confucianos,
pero la educación no supone negar la naturaleza ni construir una “civilidad”
contrapuesta a ella. La naturaleza no es barbarie, la naturaleza forma parte
del orden universal tanto como el hombre, la educación tiene la función de
conectarse con ella, no negarla ni superarla.
El comunalismo chino resultante es entre los humanos y
entre éstos y el cosmos. Entendiendo estas perspectivas, el film “Ni uno menos”
tiene otros colores, otra dimensión, que la educación occidental no nos concede
a los occidentales del capitalismo salvaje.
Aunque habrá que ver cuál es el precio que debe pagar
China por la disputa geopolítica actual que mantiene con Occidente: China es,
con EEUU, uno de países más contaminante del mundo. En términos de desarrollos
tecnológicos que atentan contra la naturaleza y contra salud de los ciudadanos:
a través de agroquímicos, alimentos
transgénicos, nuevas tecnologías contaminantes, alienación consumista, contaminación
de ciudades, por citar sólo algunos ejemplos. Cuestiones que parece no sólo
haber llegado a Oriente, sino que, dado el sometimiento y la degradación al que
se expone a la naturaleza y los humanos, pareciera desequilibrarse el
equilibrio ancestral entre natura-humano.
Teniendo en cuenta la planificación estatal a largo plazo que caracteriza a China en las últimas cinco décadas -y viéndolo en sus propios términos marxistas: podría ser ésta una etapa capitalista necesaria para alcanzar el comunismo chino, un comunismo-comunalista, singular, basado en la armonía entre natura-humanidad. O bien el gobierno actual podría encaminarse a ser otro de los gobiernos totalitarios de dominación -como lo han sido algunas de sus dinastías históricas recordadas por sus regímenes de sometimiento y terror-.
Sin embargo, el río milenario del naturalismo ancestral en los pueblos orientales fluye, hasta ahora, ininterrumpida-mente.
Referencias
Bibliografícas - Intro y Primera parte -
Capra, F. (2000). El Tao de la Física. Málaga:
Editorial Sirio.
Cleary, T. (Trad.). (2019). Wen Tzu La
comprensión de los misterios del Tao. Madrid: EDAF.
Hiramatsu, T. García Cardoni, M. (s/f). Perspectiva de la ecología cultural y pueblos originarios del noreste de Mendoza, Departamento de Economía, Política y Administración Rural - Facultad de Ciencias Agrarias - Universidad Nacional de Cuyo, disponible en: https://bdigital.uncu.edu.ar/objetos_digitales/7153/hiramatsuponmesa04.pdf
Wilson, W.S. (Trad.). (2012). Tao Te Ching, Lao Tzu. Madrid: Dojo
Ediciones.
Preciado Idoeta, Iñaki. (Trad.). (2007).
Zhuang Zi: "Maestro Chuang Tsé”. Barcelona: Kairos.
Reale, G., Antiseri, D. (1992), Historia del pensamiento filosófico y
científico (Vol. I, Capítulo 6). Barcelona: Herder.
Youlan, F. (1989) Historia de la
filosofía china. Beijing: Ediciones de Lenguas Extranjeras.
Referencia Filmográfica
Yimou, Z. (Director). (1999).
Ni uno Menos. [Película]. China: Columbia Pictures.
Referencias de Publicaciones Periódicas Electrónicas
Varsavsky, J. (2021, 01 de julio). De Mao a Xi Jinping: el giro político
más impensado. Página 12. Recuperado
de: https://www.pagina12.com.ar/351682-de-mao-a-xi-jinping-el-giro-politico-mas-impensado
Varsavsky, J. (2021,17 de Abril). El arma oculta del Lejano Oriente contra la
covid. Página 12. Recuperado de: https://www.pagina12.com.ar/336041-el-arma-oculta-del-lejano-oriente-contra-la-covid
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